6.
Pese al cansancio de dos
vuelos que duraron aproximadamente siete horas, y de la noche previa sin
dormir, apenas nos instalamos en el hotel, Nora y yo salimos a caminar por la
ciudad en busca de un planito que nos ayudara a localizar los sitios de mayor
interés que llevábamos en una lista.
Esta primera caminata por la
Ciudad Amurallada de Cartagena nos llevó a conocer el Portal de los Dulces -a
donde daba la puerta del Hotel-, la Plaza de los Coches -frente al Hotel- y la
Torre del Reloj atravesando la Plaza mencionada. Caminando un tanto sin rumbo,
llegamos al Parque de Bolívar, una arbolada plaza presidida en el centro por el
monumento ecuestre del Libertador sudamericano, y donde tomamos un respiro y
Nora compró un sombrero. Alrededor del parque, la Catedral de Santa Catalina de
Alejandría, el Museo del Oro Zenú, lo que fue el Palacio de la Inquisición y un
edificio del Banco de la República. Dejamos las fotos para más tarde y
continuamos nuestra búsqueda del planito que conseguimos en un módulo de
turismo ubicado en la Plaza de la Aduana, por donde habíamos pasado en el taxi
al llegar, hacía unas tres horas.
Con recomendaciones de las
empleadas de la Oficina de Turismo, fuimos en busca, ahora, de un restaurante
donde comer. Era ya tarde para la costumbre colombiana, pero por suerte
encontramos uno abierto que cerró casi en cuanto llegamos. Se llama San Valentín, y a un lado nuestro
preparaban una mesa para una cena romántica que algún enamorado había
solicitado.
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La vida cotidiana en el Parque de Bolívar, 2. |
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La vida cotidiana en el Parque de Bolívar. |
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Torre del reloj. |
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