1.
Desde que nos entregaron el
plan de vuelos del viaje a Colombia y Panamá, supimos que la noche previa a la
salida de Guadalajara la pasaríamos en vela. Y es que no era para menos, el
vuelo de Guadalajara a Panamá saldría a las cinco de la mañana, lo que nos
obligaba a estar en el aeropuerto a las dos y salir de casa alrededor de la
una.
Así ocurrió, sólo que la
extrema escasez de tráfico hizo el trayecto más ágil y los pocos pasajeros en
el aeropuerto nos facilitaron la rapidez de los trámites y revisiones. Antes de
las 2:30 ya esperábamos en la sala más próxima a la Puerta 3 por la que
abordaríamos. Dos horas más tarde, ocupábamos los asientos 19A y 19C de la
aeronave que nos llevaría a Panamá.
Aproximadamente a las 6:30
sirvieron un desayuno ligero compuesto de patatas con huevo, una ración de
fruta picada, una pieza de pan y un poco de café. Por la ventana miraba el sol
del amanecer dorando las nubes.
Antes de las nueve y media
aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Tucumán, Panamá, y media hora más
tarde abordamos hacia Cartagena de Indias, Colombia. Alrededor de la una nos
instalábamos en la habitación 14 del Hotel Torre del Reloj. El clima era cálido
y el horario una hora más tarde que en Guadalajara.
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